¿Quién me iba a decir a mí que siendo interino, a mi joven edad, y con todo el camino que me queda por andar...con todo lo que me queda por aprender, iba a estar nominado a los Goya de la Educación?
Después de un curso maravilloso e irrepetible, de una despedida inmensamente emotiva, y de unas oposiciones desalentadoras e injustas, llega esta fantástica e inesperada noticia para poner patas arriba mi vida como nunca me habría imaginado. ¡Cuánto tengo por dar, y cuánto voy a poder aprender gracias a esta experiencia que ahora comienzo!
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