ESE MONSTRUO ME SUENA
La precoz entrada al mundo de las Redes Sociales -a pesar de no tener aún la edad legal para ello-, los “amigos” virtuales que contestan al otro lado del micrófono cuando juegan a la Play, al Roblox o la plataforma que sea, así como todos sus grupos de iguales de los que se van rodeando diariamente (colegio, deportes, matinal, extraescolares…) hacen que la espiral de socialización de nuestro alumnado, constante y creciente, gire en multitud de direcciones a toda velocidad.
Y en una edad en la que precisamente se están fraguando los
cimientos de la personalidad, resulta más habitual de la cuenta encontrar a
alumnos o alumnas que son capaces de autoanularse, renunciando a su propia
manera de ser y relacionarse, sólo con tal de no desagradar a su grupo de referencia.
Son protagonistas y a la vez esclavos de una etapa afectiva y emocionalmente
tan intensa como frágil. Y es nuestra labor también educarlos al respecto.
PELIGRO: ¡TÓXICO!
Se empezó a poner de moda hace algunos años el concepto de toxicidad
aplicado a la interacción social, en los planos de amistades sobre todo.
Llamamos pues, relaciones tóxicas a “aquellas relaciones en
las que una o ambas partes están sufriendo algún tipo de daño o malestar, y de
las que además les resulta complicado salir porque experimentan alguna clase de
dependencia emocional.” Aunque así en frío pueda parecer un tema demasiado
grande o adulto para el contexto en el que nos movemos los docentes, les aseguro
que cada vez están más presentes este tipo de relaciones en los últimos cursos
del colegio (Primaria), y los primeros del instituto (Secundaria). Sí que es cierto que en un grado de toxicidad
mucho menor, o mejor dicho, menos destructiva que la de los adultos. Pero
igualmente, dicha fase embrionaria por llamarla de alguna manera, supone en
potencia un peligro completamente real.
Aprovechando que este curso me toca impartir la asignatura de
Educación en Valores para un grupo de 6º de Primaria, he decidido llevar
a cabo un taller con motivo de las fechas del Halloween. La actividad ha
consistido en analizar desde el punto de vista de lo que da nombre a la
asignatura, aquellos contravalores, actitudes o cualidades que se pueden
desprender de los principales personajes que encontramos en esta fiesta.
EL TALLER
Para ello, he fabricado como recurso una serie de tarjetas con un formato que resultase atractivo para el alumnado de esta edad. Primero he seleccionado los diez monstruos, por así decirlo, más famosos de estas festividades, y he extraído su característica más esencial. He añadido un pequeño texto descriptivo que invite a la reflexión, a la introspección, y en consecuencia al debate. Y lo he decorado con una imagen alusiva al personaje, proveniente del mundo de los videojuegos, las series anime y los cómics manga.
Brujas que te ofrecen trucos para hacer trampas y conseguir tus
propósitos sin la vía del esfuerzo, Esqueletos que están en los
huesos por no alimentarse de cosas buenas, Zombis apáticos sin
ganas de vivir, Vampiros que te chupan la sangre hasta que dejes
de parecerles interesante, Hombres Lobo que se transforman
dependiendo de quién ande por ahí, Momias que te meten en líos, Fantasmas
que dicen saber de todo, Piratas que intentan seducirte para que
les acompañes a peligrosas pero interesantes aventuras, Espantapájaros
terroríficos por fuera pero vacíos por dentro, y por supuesto, Payasos
que disfrutan haciendo risas del sufrimiento de los demás.
Un paseo, como pueden ver, por las distintas toxicidades a
las que todos, y en especial, niños y niñas que van a pasar al instituto, se
enfrentan día a día y que, de manera preventiva, considero importante trabajar.
Y que son, además, trampolín para problemas más serios y por desgracia comunes
en nuestro ámbito, como los trastornos alimenticios, las mentiras a los padres,
el absentismo, las depresiones infantiles o el propio acoso escolar. Una tarea, como podrán estar ya advirtiendo, que
se antoja tan fundamental como necesaria, dados los tiempos que corren, para
todos nosotros educadores y docentes.
SU ESTRUCTURA
El taller ha constado de tres partes principalmente.
1.
¿Qué
monstruos hay?
En la que hemos analizado la idiosincrasia de cada personaje
típico de Halloween, de cara a facilitar cómo reconocerlos en nuestro día a
día.
2.
¿Dónde
me los he cruzado alguna vez en mi vida diaria?
Hemos intentado ponerle cara, nombres y apellidos a este tipo
de personas, descubriendo y siendo conscientes de su presencia a nuestro
alrededor. Y hemos ido más allá. Salvaguardando el anonimato, hemos compartido
experiencias personales en las que cada uno se ha encontrado alguna vez con
monstruos de Halloween en su propio colegio, clases particulares, actividades
extraescolares, equipo de deportes, contactos de redes o videoconsolas, e
incluso su propia familia.
3.
¿Cuándo
he sido yo mismo alguno de ellos?
Quizá este haya sido el momento más bonito de todo el taller.
La oportunidad de tomar consciencia de que nuestra forma de ser,
nuestras acciones o la propia manera de relacionarnos con los que nos rodean, a
veces pueden resultar tan dañinas como las que hemos visto en aquellos diez
monstruos de Halloween. El objetivo, evidentemente, lejos de fustigarnos se ha
centrado en identificar aquellas actitudes que debemos corregir para no acabar
convirtiéndonos en una persona tóxica para nuestros amigos ni seres queridos.
RESULTADOS
Preadolescentes motivados, toda esta carne en el asador, y un servidor
intentando guiar la actividad lanzando preguntas precisas sobre cada tema que
íbamos abordando; móviles, táblets, ordenadores, consolas, grupos de amigos, pasillos
de colegio, patios de recreo, campamentos… Puestos bajo el foco y la lupa.
Pueden imaginarse el resultado. Un debate de calibre mayúsculo. ¡Se nos fue la
hora, básicamente!
Como curiosidad, dado que tuve la suerte de repetir el taller
en el otro 6º de al lado, comparé los resultados al finalizar. A razón de sacar
alguna conclusión que pudiera resultar interesante. Y así ha sido. La gran
mayoría del alumnado participante reconoce tener en su círculo cercano, a
Fantasmas, Hombres Lobo y Espantapájaros. Que traducido viene a significar que
se rodean de fanfarrones, gente con una personalidad muy volátil y dependiente,
y absolutamente superficiales. Y por el contrario, nos tranquiliza saber que
apenas ninguno cuenta con Brujas, Esqueletos ni Payasos cerca. Es decir, que ni
se suelen ven influidos por gente que les incite a hacer trampas, ni a
alimentarse de cosas dañinas, ni que propicien algo tan espantoso como el
denominado bullying.
LAS TARJETAS
Si les ha parecido interesante y les ha gustado la idea de este taller, aquí les dejo las diez tarjetas para que puedan llevarlo a cabo cuando quieran. ¡Un saludo!
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