1 - 2, 1 - 2 ... ¡Dentro vídeo!
Entre otras cuestiones, tuve la inmensa suerte de conocer a una familia, de tantas de mi tutoría, que se volcó de inmediato con mi manera de enseñar, con mis iniciativas y mis proyectos por pulir. Blas se apuntaba a un bombardeo, y además sabía de todo, aunque no lo quisiera pregonar. Después de cruzar algunas ideas, acabamos diseñando un doble taller experiencial de Radio y Astronavegación.
Como en Sociales nos encontrábamos estudiando, mediante un Proyecto de Historia, justo la etapa de los Grandes Descubrimientos y los Tiempos de los Navegantes, creímos que debíamos aprovechar una oportunidad como esa para dar practicidad y realidad a nuestro aprendizaje. Para ello aprovechamos la chispa que surgió en clase, cuando después de ver un vídeo de activación en el que se veía un colegio contactando por radio con la Estación Espacial Internacional (ISS), mis alumnos/as gritaron: ¡Profe, nosotros queremos hacer eso! Y justo cuando me iba a hacer de rogar, apuntilló el pequeño Blas, "Mi padre tiene una radio como esa". Imagínense. A partir de ahí, eran imparables.
Lo primero que hicimos fue ponernos en contacto con la Unión de Radioaficionados de España, delegación de Estepona. Pedimos permiso para montar una antena de radio en la pared del colegio, frente a nuestras ventanas. Tuvimos la suerte de que nos visitara hasta el presidente de la sección local, Salvador (EA7FQB) Y gracias a la labor de Blas (EC7BM), conseguimos que nos crearan este identificativo QRZ temporal único y exclusivo para nuestro taller de ese día. ¡4ºB estaba autorizado a surcar el aire! Montamos todo el instrumental, explicamos unas nociones básicas, repasamos los inventos que habíamos estudiado días atrás, y al llegar a la radio, disfrutamos la magia de utilizarla para habar con el resto del mundo. De 5 en 5 fueron iluminando sus caras al escuchar la voz respondiendo a sus preguntas al otro lado. ¡Una pasada!
El taller resultó increíble. El interés, la participación y la motivación de los alumnos/as creció como la espuma. ¡Incluso alguno de ellos corrió esa tarde a una tienda a comprarse un walkie! Pero no quisiera terminar este texto, sin agradecer una vez más y por escrito a Blas su encomiable, desinteresada y superlativa labor para con nosotros. Si estás leyendo estas líneas, amigo, debes sentirte inmensamente orgulloso de haber sumado un gran granito de arena en el feliz aprendizaje de todos esos alumnos y alumnas, de haberme ayudado a crecer como persona y profesional, y por supuesto, de habernos regalado, a ellos y a mí, una de nuestras mejores experiencias educativas posibles. De todo corazón, ¡gracias!
Y como habrán visto, al final no llegamos al Espacio. Pero nuestra ilusión atravesó océanos, montañas y castillos. Y recorrimos, a lo largo y ancho del mundo, mucho más terreno del que jamás habríamos imaginado alcanzar.
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